Por: Ramón Caballero
Buscarle
sentido a las cosas es una necesidad tanto cognoscitiva como axiológica. La
heterogeneidad material de la obra e interpretativa de los diversos
espectadores no supone que la significación venga agenciada por la sola
percepción del objeto o la emoción primeriza del sujeto. Lo que realmente
necesitamos es descodificar la obra
en cuestión, cuyas propiedades, una vez conocidas, debemos relacionar con un concepto de arte —el más amplio y actual
posible. Sólo así los juicios de valor pueden resultar productivos.
Tenemos que
recordar que la aspiración del artista no es agotar la cadena de sentido en
dirección metafísica. Más bien su deseo es “estabilizar” algunas significaciones
que puedan servirle para conjeturar sobre alguna realidad específica. Así que
no habla de todo, ni para todos.
En el caso de
“Variaciones” (MIN, 2016) de Walter
Suazo, lo audiovisual aspira a reconstruir la complejidad social, tomando
parcial o totalmente objetos e imágenes de los medios de transporte para
trabajarlos como una extensa metonimia: el artista descubre que en los
automóviles se encarnan efectivamente
los significados de poder, estatus y
placer, en parte derivados por la excesiva mercantilización de las cosas
y las personas.
También
dentro de los valores de uso que los objetos poseen hay que considerar la
contemplación: el valor estético de
su forma y sonido. Y es este otro sentido
el que se propone afirmar Suazo. Encontramos así una relectura de los conceptos
de arte, especialmente sobre las nociones de pintura y escultura, enriquecidas
en este caso por el uso estratégico del “objeto modificado” y la producción
sonora, todo en un andar que tiende a girar sobre el sentido del arte en una sociedad
alineada y alienada.
Mayo 2016
Walter Suazo, 2016,
Serie el auto del pueblo, Óleo sobre tela, 123 x 84 cm
Babel, 2016, Patineta modificada.
Cartografias, 2016, Aceite de motor de Avión, Automóvil y Motocicleta sobre cartoncillo,
3 piezas de 78 x 27 cm
Detalle, Cartografías.
“Todos aquellos que pintan campesinos
como si fueran santos deberían ir al infierno”
Max
Aub.
Desde
hace 3,000 años aproximadamente el conocimiento del trabajo en hierro fue
llevado desde Grecia por toda Europa. Su incidencia fue enorme en la evolución
de la humanidad. De manera paulatina el uso del metal fue incorporándose en la
producción de medios de transporte.
El
metal cuenta su historia tanto en los carros de caballos de Mesopotamia como en
los diseños de máquinas de guerra y aparatos futuristas de Leonardo Da Vinci.
Luego con la revolución industrial el metal se utilizó en la máquina de vapor,
hasta llegar a las máquinas más modernas y sofisticadas que han venido
apareciendo con los nuevos siglos.
Este
factor simple, el de los “medios metalizados”, es parte de mi interés. Pienso
que para entender parte de las complejidades sociales es fundamental considerar
la historia misma de los medios de transporte. El poder, el placer y el status
social se condicionan y manifiestan con y por ellos.
Lo
cierto es que el paisaje actual admite representarse mediante el sonido y la
imagen derivados de estos objetos, al tiempo que éstos se prestan a significar
artísticamente. Por lo mismo, asumo que su objetualidad
es un gran campo experimental para definir las propias condiciones de nuestra
visualidad contemporánea.
Walter Suazo
Mayo 2016
El Obsequio de Franklin D. Roosvelt al General Carias, 2015, Oleo sobre tela, 121 x 75 cm
Estudio de un carro de asalto según Leonardo Da Vinci, 2016, proyección en la pared.
http://issuu.com/suazoaguilar/docs/walter_suazo-catalogo-variaciones_2?workerAddress=ec2-52-87-193-134.compute-1.amazonaws.com
AGRADECIMIENTOS
Alex Galo, Marlon Medina, Nerlin Fuentes, Mildred y Yeny Andino, Nahúm Flores, Edgardo Caceres, Enoc Pavón, Ramón Caballero.